jueves, 1 de octubre de 2015

Milicia Bolivariana: ¿Independencia y Patria Socialista?

Bolivarian Militia ¿Independency and Socialist Homeland? 


por Julián L. Fernández


Recibido: 13/05/15 - Aprobado: 21/07/15

CUADERNOS DE MARTE / AÑO 6, NRO. 8, ENERO-JULIO 2015
http://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/cuadernosdemarte/article/view/1245/


Resumen

Nos proponemos abordar la Milicia Bolivariana, como resultante concreto cívico-militar del nuevo pensamiento y doctrina militar de defensa integral de la nación, y evaluar su importancia respecto a los dos primeros objetivos históricos del Plan de la Patria.
Para tal fin, abordaremos: la reconfiguración militar del imperialismo norteamericano; la gravitación de Venezuela; la lucha de clases en Venezuela y su impacto en lo castrense; las transformaciones de pensamiento, doctrina y estructura militar durante el chavismo; y la relación de la Milicia con el emergente poder comunal y organizaciones revolucionarias.
Como conclusiones, esperamos plantear las potencialidades y dificultades de esta estructura cívico-militar, como herramienta para garantizar la independencia y soberanía venezolana y fortalecer un derrotero hacia una patria socialista.

Palabras claves: Venezuela - Milicia Bolivariana – Fuerza Armada Nacional Bolivariana – imperialismo norteamericano - guerra no convencional.


Abstract
We intend to approach the Bolivarian Militia, as civic- military tangible result of the new Bolivarian military thought and doctrine of comprehensive defense of the nation, and assess their significanc
e to the first two historical objectives of the "Plan of the Homeland".
We will develop the following points: military reconfiguration of north-american imperialism; geopolitical gravitation of Venezuela; class struggle and the impact of the the military field; transformations of thought, doctrine and military structure during the Bolivarian government; and militia relationship with the emerging communal power and revolutionary organizations.
In conclusion, we hope to show the the potentialities and difficulties of this civil-military structure, as a tool to ensure the Venezuelan independence and sovereignty, and to strengthen a course toward a socialist homeland.

Key words: Venezuela – Bolivarian Militia – Bolivarian National Armed Force – US imperialism - unconventional warfare.





I - Reconfiguración militar imperialista

Finalizada la Guerra Fría bipolar, EE.UU. se lanzó a globalizar el hegemónico capitalismo de “acumulación por desposesión”. Militarmente, expandió la OTAN hacia Eurasia y desarrolló capacidades para afrontar dos guerras simultáneas1. Los “ataques preventivos” post 11-S marcaron a fuego su hiperunilateralismo. Pero, especialmente tras la crisis de 2008, la superpotencia ha perdido su unipolar liderazgo político y capacidad económica; aunque mantiene una clara supremacía comunicacional y militar, desplegada globalmente en los mares y un extenso entramado de bases militares.

Buscando reconstruir su hegemonía desde una visión de espectro completo, el uso de su fuerza bélica le permitiría controlar los bienes naturales planetarios; indispensables para mantener su insostenible modo de vida. Dos objetivos generales de sus FF.AA. expresan este militarismo imperialista: garantizar el mantenimiento del capitalismo y, dentro de él, la propia primacía estadounidense; y garantizar la disponibilidad de todas las riquezas del mundo como base material de funcionamiento del sistema, asegurando el mantenimiento de sus jerarquías y dinámicas de poder2. América Latina, suministra el 25 % de todos los recursos naturales y energéticos que necesita, además, de reservas de biodiversidad, agua dulce, etc3. Borón, Ceceña, Luzzani, entre otros, destacan la centralidad estratégica de Latinoamérica para EE.UU., como su retaguardia o extenso “hinterland”; “protegido” por dos océanos, y el Comando Sur.

La reproducción global capitalista está salvaguardada por el desproporcionado poder militar estadounidense, solventado con préstamos externos que requieren exhibir solidez bélica, reafirma Katz. Esta supremacía armada sostiene y explica al imperialismo actual, sin guerras interimperialistas y con mayor asociación mundial de capitales. Y agrega como dos novedades, el nuevo polo de acumulación asiática y la ausencia de subordinación militar de Rusia y China4. Ambas potencias encabezan las tendencias multipolares. Asumiendo que la crisis coloca a EE.UU. en un “momento de transición”, intentando contener a China, Obama reorientó su estrategia mundial del Atlántico a Asia-Pacífico en 20125, y avanza contra Rusia desde Europa.

Bélicamente, la doctrina de “agresión positiva” de Bush, (“superioridad abrumadora” de Powell, luego primacía de bombardeos y altas tecnologías de Rumsfeld), fracasó en los conflictos irregulares de Irak y Afganistán. Entonces, comenzaron a estudiarse cambios y, después de 20 años, EE.UU. actualizó su manual de contrainsurgencia (FM 3-24 y MCWP 3-33-5); definido por un especialista en guerra irregular como el “documento doctrinario de contrainsurgencia más bien elaborado” de occidente6.

Los altos costos económicos, humanos, políticos y diplomáticos de ambas guerras/invasiones, sumados a la debilitada economía norteamericana, provocaron el viraje de aquel “poder duro” al “poder inteligente” de Obama. Estas dificultades, el debate castrense frente a la “guerra difusa” y sus propias debilidades7, el “síndrome de Vietnam”, el declinante reclutamiento, generaron importantes transformaciones en su maquinaria militar.

Actualmente, consiste en un sistema flexible que opera al margen de las leyes internacionales, con un creciente sesgo privado-clandestino. Cuenta con estructuras formales convencionales e informales. Éstas agrupan bandas mercenarias y núcleos operativos oficiales, el secreto Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC). Son tropas de elite bajo mando directo del Presidente, inscriptos en una dinámica abiertamente criminal. El objetivo es caotizar sociedades, para depredar sus recursos naturales. Incluye el empleo de intensa manipulación mediática e informática (operaciones psicológicas), tanto contra la sociedad atacada como a escala global, y el aprovechamiento de la enorme brecha tecnológica (high-tech/no-tech). En el marco de una crisis civilizatoria del capitalismo, Beinstein caracteriza estos cambios estratégicos como “manotazos defensivos” del imperialismo occidental, extremadamente peligrosos dado el gigantismo tecnológico de EE.UU. y Europa8.

La Circular de Entrenamiento TC 18-01 orienta el accionar de las Fuerzas de Operaciones Especiales para la guerra no convencional (GNC), definida como “el conjunto de actividades dirigidas a posibilitar el desarrollo de un movimiento de resistencia o insurgente; para coaccionar, alterar o derrocar a un gobierno; o tomar el poder mediante el empleo de una fuerza de guerrilla auxiliar y clandestina”9. Apoyándose en elementos locales y de países aliados, busca aprovechar, promover y contribuir, de manera directa aunque encubierta, a alentar las vulnerabilidades económicas, políticas, psico-sociales y militares para desarrollar y sustentar esa subversión local. En esta guerra “a distancia”, desarrollada en fases, se acrecientan sobremanera las tareas de inteligencia e información, minimizando o eliminando la presencia de ocupación terrestre.

Este formato de guerra dispersa, deslocalizada, no lineal, multidimensional, sin frentes definidos, ampliamente extensa en tiempo y espacio, incorpora elementos de la “guerra de enjambre” de Ronfeldt y Arquilla10. Asimismo, siguiendo el manual del “golpe suave” de Gene Sharp, intenta debilitar, desmoralizar y desorganizar los pilares del poder y neutralizar las fuerzas de seguridad, normalmente en el contexto de un proceso electoral. No para destruirlas, sino buscando cooptarlas en función de la hipotética futura autoridad11.

La política agresiva del gobierno norteamericano contra Venezuela comenzó iniciada la presidencia de Chávez; con dos objetivos, evitar que se expanda el ideario bolivariano en Latinoamérica, y recuperar el control de la mayor reserva petrolera mundial12. A su participación en el golpe de estado de 200213 14, previamente, instalaron la USAID en Caracas, intentaron bloquear ventas de armas al país y finaciaron ONG´s y la variopinta oposición15; financiación que es regional, permanente y creciente16.

Como otros hitos importantes, en 2006, tras el “entierro del ALCA”, Norteamérica: reactualizó su estrategia militar, señalando a Cuba, Bolivia y Venezuela como “regímenes hostiles”17; encabezó ejercicios navales otanistas en el Mar Caribe18; creó una oficina de inteligencia y operaciones especiales para Cuba y Venezuela19. La reactivación de la IV Flota (2008) y la creciente relación político-militar entre EE.UU. y Colombia durante las presidencias de Uribe Vélez (2002-2010) potenciaron la amenaza. Además de la cooperación contrainsurgente, Colombia bombardeó territorio ecuatoriano con apoyo estadounidense20, y aceptó la instalación de siete bases militares norteamericanas. Una agresión imperialista indirecta, desde Colombia, fue considerada como hipótesis de conflicto convencional21. Si bien la coyuntura electoral neogranadina permitió enfriar la situación desde 2010, en Venezuela permanece activo el paramilitarismo colombiano. Fue institucionalizado en el Estado neogranadino durante el uribismo, y se relaciona orgánicamente con sus represivas fuerzas armadas22; fuerzas que pudieran ser utilizadas por EE.UU. como pie de fuerza convencional contra la nación bolivariana23.
Los últimos hitos fueron declarar por decreto presidencial a Venezuela como "amenaza extraordinaria e inusual” a la seguridad norteamericana, coincidentemente con la caracterización del Jefe del Comando Sur en 200424; y explicitar el apoyo a los ciudadanos de países donde “la democracia está en riesgo, tales como Venezuela” en su nueva estrategia de seguridad25. Estas medidas son el respaldo formal necesario para que EE.UU. pueda tomar acciones directas de mayor envergadura. Debemos enmarcarla en los fracasos constantes de la dividida oposición local, donde “pacifistas” y “violentos” apuestan por derrocar al proceso bolivariano, unos potenciando las debilidades de la economía rentista, otros con violencia fascista.


Importancia de Venezuela

Venezuela representa la mayor reserva probada de petróleo, el 17.8% del total mundial26. Asimismo, cuenta con importantes cuencas hídricas, como también reservas de gas, carbón, hierro, oro y bauxita. Si bien aún no logra superar el carácter rentista de su economía, estructurada por las potencias capitalistas el siglo pasado, el chavismo reconquistó la soberanía petrolera; también fue crucial en la recuperación histórica de los precios del petróleo, relanzando la OPEP en 200027.

Geopolíticamente, Venezuela motorizó el fracaso del neoliberal Alca junto a importantes iniciativas orientadas a conformar un polo de poder suramericano que sea zona de paz (Alba, Petrocaribe, Unasur, Celac, entre otras), abonando la multipolaridad mediante alianzas estratégicas (China, Rusia, Irán), también enfrentando la comunicación hegemónica (Telesur). La irrupción de Chávez, que expresó y potenció el resquebrajamiento del Consenso de Washington, inició un proceso transformador, democratizador, participativo, soberano; que desde el ideal bolivariano confronta al monroísmo, interpelando y politizando a las clases subalternas incluso internacionalmente.


II - Lucha de clases en Venezuela

Crisis orgánica del puntofijismo e impacto en lo castrense

La “democracia” pactada en Punto Fijo se extendió entre 1958 y 1998. Gramscianamente, estuvo definida por una sociedad política subordinada al imperialismo norteamericano y una elite apropiadora de la renta petrolera que sumergía en la pobreza, ignorancia y desigualdad a la inorgánica sociedad civil, de la que en los ´60 se desprendieron aislados y heroicos movimientos guerrilleros28. En los ´80, la crisis económica provocada por la caída de los precios del petróleo y un gran endeudamento externo aumentó aún más la desigualdad y pobreza; el rechazo a una salida neoliberal cristalizó en el Caracazo. A partir de allí, la crisis económica iría escalando a crisis orgánica del hegemónico modelo de “conciliación de élites” entre Acción Democrática y Copei. Se expresó en múltiples puntos de ruptura del bloque histórico capitalista local, dirigido por una burguesía rentística pro-imperialista, y la de su entramado político institucional, a través de una profunda crisis de las organizaciones de mediación y representación de las clases subalternas. Simultáneamente, distintos factores condicionaron el surgimiento de grupos castrenses con un nuevo proyecto político:
- El Plan Andrés Bello, implementó una formación universitaria humanista en la Academia Militar desde 1971, ya iniciado el proceso de “pacificación” con las guerrillas. Proponía una visión mucho más abarcativa de la realidad venezolana, planteando la necesidad de modificarla y la responsabilidad y capacidad castrense para hacerlo, entre otras cosas, concibiendo el desarrollo nacional como instancia fundamental para garantizar la seguridad interna29. Aunque no era programa de gobierno, la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas aprobada en 1983 determinaba que éstas “tienen por objeto: participar en el desarrollo integral del país”, artículo que se mantuvo en la reforma a dicha ley en 199530.- La influencia marxista-bolivariana. A finales de los '70 resurgió una relación orgánica, entre ex guerrilleros del Partido de la Revolución Venezolana y sectores militares “conspirativos”. Su estrategia del “tercer camino” propugnaba alcanzar el poder mediante la unión cívico-militar para la liberación nacional y el socialismo, ante las limitaciones electoralistas e insurreccionales31. Esta corriente también aportó conceptos estratégicos como el “árbol de las tres raíces” (Bolívar, Rodríguez y Zamora)32. - Una crisis interna. Producida por: los cambios en el rol de la FAN desde la “pacificación”, los efectos económicos de la crisis nacional en el ámbito castrense, el descontento de la oficialidad media por las relaciones clientelares y la corrupción del alto mando con la elite política puntofijista33.
- El Caracazo.
La cruenta represión ejecutada tras las masivas protestas y saqueos iniciados el 27 de febrero de 1989, produjo “una gran crisis de identidad entre los mandos militares intermedios”34, influida también por la composición social castrense. Chávez mismo definió al Caracazo como un acelerador de la insurgencia del Movimiento Bolivariano Revolucionario – 200 (MBR-200)35. Respecto a las clases subalternas, aquella primera rebelión contra el “neoliberalismo” en América latina abrió un prolongado ciclo de protesta que cambió la conducta sociopolítica venezolana, incorporando una creciente movilización36.
Las insurrecciones militares de 1992 (4-F, protagonizada por oficiales medios, y 27-N, por altos oficiales), fueron derrotadas militarmente. Pero lograron, fundamentalmente la encabezada por Chávez, desatar una irrefrenable caída del piso político del gobierno y propiciaron el surgimiento de sujetos y acciones que impulsarían cambios drásticos en el sistema político venezolano37.

Proyecto contrahegemónico y reacción

Desde 1992 y ante una crisis orgánica in crescendo, la clase política puntofijista intentó diversas formas de mantener el pacto de dominación, incluso con la “apertura petrolera”. Mientras, el MBR-200 pasaba a la batalla electoral conformando el Movimiento Quinta República (MVR). Con Chávez proponiendo un cambio político-institucional hacia una democracia social participativa y protagónica e incorporando destacados militantes izquierdistas, ganó las presidenciales de 1998. Para “refundar la república” y sus instituciones, el Presidente motorizó una nueva Carta Magna, refrendada electoralmente.
Como novedades vinculadas a lo castrense, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)38 le dio carácter constitucional a la seguridad nacional, planteando el concepto de defensa integral de la nación. Le asignó una participación activa a la FANB en el desarrollo. Estableció la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil sobre los ámbitos económicos, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar. Reconoció al militar como un sujeto político a través del derecho al voto, y reemplazando el carácter “apolítico” y “no deliberante” de la institución militar por el menos excluyente de “sin militancia política”. También, reforzó las atribuciones presidenciales para el control institucional de la Fuerza Armada Nacional (FAN), atribuyéndole la promoción oficiales. El cambio de denominación a FAN, expresó la armonización de los cuatro componentes militares (Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional) bajo una unidad de mando.
La creciente manifestación del elemento militar en el chavismo, como intermediario social entre el Estado y la población, se explica principalmente por: la carencia de una estructura política organizada de la “amalgama de sectores tan diversos como contradictorios” que llevó a Chávez al poder39, una vieja aspiración desarrollista de sectores castrenses, una correlación de fuerzas negativa en el aparato público subnacional y los lastres del burocratismo estatal40.
La lucha de clases se profundizó con las Leyes Habilitantes de 2001, especialmente las de Tierras, Pesca e Hidrocarburos. Este conflicto fue depurando la composición de fuerzas de la alianza chavista. Con el apoyo imperialista, la burguesía local y sus aliados lograron movilizar amplios sectores medios hacia una salida destituyente. La hegemónica prensa privada tuvo un rol protagónico en el golpe de estado de abril de 2002. El Alto Mando militar participó activamente, por esto sería reestructurado. El golpe político fue revertido en 48 horas, por la contundente respuesta de las mayorías pobres, incorporadas como sujetos políticos41, y sectores uniformados chavistas, a los que se plegaron los militares “legalistas/constitucionalistas”42.
La postura conciliadora de Chávez post-golpe enmarcó una nueva ofensiva golpista, el gerencial “paro indefinido” en Petróleos de Venezuela (PDVSA). Este lock-out patronal, que afectó gravemente la economía nacional, fue derrotado por la participación de trabajadores, jubilados reenganchados, la FAN, sectores populares movilizados43 y técnicos del software libre44. Tras recuperar PDVSA, el gobierno consolidó su base política y social lanzando las primeras misiones sociales, para atender las necesidades más urgentes de las mayorías. Apoyadas en numerosos grupos y organizaciones populares y en la participación militar, estas misiones configuraron una institucionalidad paralela a la del Estado, heredero de lastres como la corrupción, el burocratismo y el asistencialismo45.
Esta nueva relación cívico-militar abandona la dualidad precedente y plantea la igualdad ciudadana, donde la condición militar es una situación temporal46, para asumir responsabilidades conjuntas en la defensa de los intereses nacionales. A nivel legal, se fue materializando desde la corresponsabilidad establecida constitucionalmente y a través de la nueva Ley Orgánica de Seguridad Nacional (LOSN)47. Esta ley, sancionada durante el lock-out petrolero, define los principales conceptos estratégicos: seguridad de la nación, defensa integral y desarrollo integral. Considerándolos como una unidad, amplia estos conceptos y los ubica como elementos esenciales para garantizar los derechos individuales y colectivos de la población, no sólo del Estado. En lo concreto, la unión cívico-militar bolivariana se planteó inicialmente mediante el Proyecto Bolívar 2000, y se fue afianzando en las derrotas del golpe de estado y del lock-out petrolero, la recuperación de PDVSA y las primeras misiones sociales.


Contraofensiva estratégica
Estas misiones y la politización de la gran polarización/desigualdad social precedente fueron afianzando al chavismo48 y consolidando una voluntad colectiva transformadora. Rechazando la subordinación al imperialismo que padeció Venezuela en el siglo XX, la cuestión nacional le permitió al proyecto bolivariano afianzar la lucha sociopolítica con sentido contra-hegemónico. Tras las derrotas de los golpes en 2002 y 2003, en 2004 la apuesta reaccionaria fueron violentas “guarimbas” para evitar el referendo presidencial49 y el magnicidio, que fracasó por la detención de más de 130 paramilitares colombianos50. El movimiento bolivariano fue decisivo para enfrentar el crucial revocatorio electoral (agosto), ratificando con contundencia al Presidente51. Impulsado por el “látigo contrarevolucionario”, tras ganar las elecciones regionales (octubre) la contraofensiva chavista se materializó en “el nuevo mapa estratégico”. Definió los grandes objetivos de la iniciada fase antiimperialista, entre ellos avanzar en la conformación de nuevas estructuras en lo social “dándole poder a los pobres”, en la institucionalidad estatal, en lo económico-productivo y “profundizar y acelerar la conformación de una nueva estrategia militar nacional”52, planteando la necesidad de conformar el nuevo pensamiento militar venezolano (NPMV).
Gramscianamente, el surgimiento de Chávez restableció el poder de la sociedad política, potenciándola a través de la construcción de nuevas raíces participativas y protagónicas en la sociedad civil; no la sustituyó en su totalidad, dadas las limitaciones externas e internas. Como “condottiero”, buscó fortalecer los sectores subalternos que asumieron al proceso de politización como empoderamiento colectivo, a través de la lucha de clases y conviviendo/disputando con la arquitectura política de la democracia representativa53. Orientado a la construcción del socialismo bolivariano desde 2005, impulsó el Proyecto Nacional Simón Bolívar, desplegado en el primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social (2007-2013) y lanzando el segundo Plan Socialista o Plan de la Patria (2013-1019), actual ley nacional54. Con él, buscó expresamente sentar las bases de un nuevo “bloque histórico”, socialista-bolivariano.
En este período, en lo político, disolvió el MVR (maquinaria electoral) y conformó el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), incorporando dirigentes de variados orígenes y trayectorias. Electoralmente, es la fuerza más importante del país; aunque el control burocrático-estatal sobre el partido limita la eficacia de la participación de base
55. En 2011 fue lanzado el Gran Polo Patriótico Simón Bolívar (GPPSB), para integrar las organizaciones del movimiento chavista no adscriptas al PSUV.
C
ontinuando el propósito constitucional de refundar la República y todas las instituciones fundamentales del Estado, motorizó distintas leyes para sentar las bases comunales que superen la institucionalidad liberal-burguesa, insistiendo con vehemencia en su importancia estratégica56.
En lo económico, se orientó a superar el rentismo desde lo productivo, acrecentando nacionalizaciones, centrando su discurso en los centros de producción, con anclaje territorial, y declarándose marxista, insistiendo por primera vez en el papel de liderazgo revolucionario de la clase obrera57. Asimismo, propició cambios en la esfera castrense, orientados hacia el nuevo pensamiento y doctrina militar. Entre 2005 y 2011, se implementó una nueva Ley Órganica de la FANB, y tres reformas parciales, que marcaron la creación y paulatina institucionalización de la Milicia Bolivariana (MB).
La LOFAN58 derogó la Ley de 1995. Estableció tres líneas estratégicas orientadoras de la nueva doctrina militar: fortalecimiento del poder militar de la nación, consolidación y profundización de la unión cívico-militar y participación popular en las tareas de defensa nacional. Unificó operacionalmente a los componentes militares creando el Comando Estratégico Operacional (actual Ceofanb), dejando lo administrativo al Ministerio de Defensa. También, centralizando la Reserva militar y creando la Guardia Territorial, activó el antecedente inmediato de la Milicia; ésta no fue interpretada inicialmente, los mandos militares que debían materializarla organizaron unidades de reservistas para operaciones convencionales59. En 200860 se institucionalizó la Milicia Nacional Bolivariana como un “cuerpo especial” integrado por la Reserva Militar y la Milicia Territorial (MT), destinado a complementar a la FANB (que adquirió la denominación Bolivariana). En 201061 la MB dejó de llamarse “nacional” y recibió su actual composición, la MT y los Cuerpos Combatientes (CC), separándose de la Reserva. En 201162 se implementaron rangos milicianos propios, y el apoyo operativo de la FANB.
Durante estos años, las clases dominantes mostraron una disminución relativa de su beligerancia, aunque reactivaron acciones de calle (2007) siguiendo el manual de Sharp63, y mantuvieron un desgaste económico (especulación y acaparamiento de bienes), provocando descontento social; y otro represivo, financiando asesinatos selectivos contra los sectores más combativos de las clases subalternas64. Más de 300 referentes rurales fueron abatidos desde la Ley de Tierras (2001), sostiene el movimiento campesino65.
Ofensiva reaccionaria y reconfiguración chavista
La internación y fallecimiento de Chávez, que estremeció a Venezuela, desató un nuevo ciclo de ofensivas desestabilizadoras, enmarcadas en los manuales de “golpe suave” y GNC. Incluyeron la guerra económica (especulación cambiaria, desabastecimiento, millonario contrabando extractivo con complicidades de controles fronterizos y creciente inflación), y decenas de asesinatos y ataques a la infraestructura estatal rechazando la ajustada elección de Maduro (abril 2013)66.
En 2013, el presidente Maduro lanzó las Milicias Obreras (MO), destacando la importancia de fortalecer tanto a la clase trabajadora como su alianza con la FANB, frente al fascismo y la burguesía67. Respondía a crecientes sabotajes eléctricos68; continuadores del criminal sabotaje a la refinería de Amuay (2012)69, que sólo debido a la orientación del viento no provocó una catástrofe mayor.
En reacción al significativo triunfo electoral chavista de diciembre (2013), en febrero irrumpieron acciones subversivas y terroristas70, ideológicamente fascistas71: las “guarimbas”. Buscaron caotizar la sociedad, con violencia y muerte a falta de movilización, para forzar “la salida” del Presidente. Estos focos fueron acompañados por una intensa y globalizada campaña de operaciones psicológicas desde la prensa hegemónica y las redes sociales.
La FANB mantuvo su apoyo a Maduro; el movimiento bolivariano acató el llamado presidencial de evitar provocaciones a una guerra civil. Aunque la violencia fascistoide generó rechazos en la población y profundizó diferencias en la MUD, sentó al gobierno en mesas de negociación con sectores empresarios. Ese año, los asesinatos selectivos mediante bandas mercenarias/criminales alcanzaron a cuadros medios pesuvistas como el presidente del Consejo Municipal metropolitano y un joven diputado nacional, con su compañera.
Mediante la violencia física, especulando con las debilidades del capitalismo rentista y usufructuando mediáticamente la corrupción y las dificultades gubernamentales para resolver esas problemáticas, una fragmentada oposición busca desmovilizar al movimiento bolivariano, y aumentar los miedos, odios, lógicas de supervivencia individual y angustias en la sociedad.

Gramscianamente, l
a muerte de Chávez creó un notorio vacío en la potencialidad emancipatoria de la sociedad política; sociedad que el propio “condottiero” iba destruyendo desde dentro, como poder burgués/conservador y corrupto, en su acumulado capital político puntofijista72. Entonces, la gobernabilidad fue reestructurándose en una dirección conformada por el PSUV y la FANB, que tendería a ampliarse al movimiento bolivariano, mediante los incipientes Consejos Presidenciales del Poder Popular entre otras instancias. La clave de la reconfiguración del entramado chavista es que ninguno de sus elementos tiene autonomía absoluta, considera Guerrero73.
En ese escenario de agudización de la GNC y reconfiguración chavista, Maduro reformó parcialmente diversas leyes en lo económico, defensivo y anticorrupción74. La nueva LOFANB, entre otras cosas, definió la unión cívico-militar como la actividad constante de la FANB para materializar la corresponsabilidad constitucional que garantice la defensa integral; su implementación depende del Presidente, mediante la cartera de Defensa. La LOSN lanzó formalmente el Sistema de Protección Popular de la Paz e Integridad de la Patria (Sp3), a implementar mediante otras normas. Implicaría la integración de todos los poderes públicos “con el pueblo organizado y las instancias de gobierno comunal”, “contra amenazas externas e internas a la seguridad de la Nación”, incorporando a la MB. Recientemente, para combatir una creciente criminalidad, fue lanzada la Operación de Liberación y Protección del Pueblo (OLP), con total protagonismo policial y militar.
Dentro de la ofensiva multidimensional, la amenaza más dañina y desmovilizadora es la económica; con una alta inflación, devaluación y déficit fiscal, consecuencia de un sabotaje capitalista que multiplica los beneficios de grupos enriquecidos al amparo del poder, y que si no se penalizan a tiempo, implicará necesariamente un ajuste, sostiene Katz75; destacando la centralidad de tomar efectivo el monopolio estatal del comercio exterior. El desplome de los precios del petróleo y la fuertísima especulación cambiaria agravan la situación, y exponen la necesidad de superar el rentismo estructural.

El derrotero de la MB será un indicador del devenir del proceso bolivariano. Una salida con primacía del Estado (burgués) repercutirá en la contención y freno de las iniciativas transformadoras, archivando desde el “posibilismo” el legado y práxis contrahegemónicas de Chávez. La Milicia permanecerá acotada, y no habrá acercamientos para incorporar a organizaciones populares.
Una nueva contra-ofensiva socialista-bolivariana se enmarcaría en e
l Plan de la Patria, que define explícitamente a la MB como herramienta para consolidar la independencia, vinculada orgánicamente al avance del estado comunal y de un nuevo bloque histórico.
En caso de derrota y reversión del proyecto socialista-bolivariano, la heterogénea coalición opositora ha programado eliminar la MB y reasignar su personal a la Reserva de una FANB que pretende reinstitucionalizar76. Un pueblo organizado y en armas es una amenaza para el orden burgués.


III – Cambios castrenses

Nuevo pensamiento y doctrina militar bolivariana
Definimos al pensamiento militar como la conjunción de un conocimiento acumulado históricamente -la teoría de la guerra y las actividades conexas- con la conducta concreta en lo tempo-espacial para realizar las tareas que demanda el entorno, nacional e internacional. La fuente de orientación del NPMV es el cambio de las condiciones políticas. La amplia ofensiva que desató EE.UU. tras el 11-S, generó “una tensión extrema” entre Washington y Caracas. Esto, entre otras consecuencias, profundizó la conflictividad colombo-venezolana y produjo la conformación de una “quinta columna” local que incorporó a los sectores desplazados del poder. Entonces, la amenaza se objetivó “en la probabilidad de una acción militar directa o indirecta (mediante actores internacionales o internos) del poder militar estadounidense”77.
El NPMV asume una “crisis histórica” del orden mundial, que generó profundas transformaciones del sistema social, desestabilizando también la ecología, creando una coyuntura de incertidumbre ante la carencia de una nueva estructura que ordene la vida humana en el planeta78. Una definición afín a la “crisis civilizatoria” del capitalismo79.
Vincula la “Revolución Venezolana” con el escenario mundial post implosión soviética y su influencia en el “fin de una ilusión de armonía” en el país y el conflicto entre los sectores dominantes del puntofijismo y los que impulsan la emergencia de un nuevo estado. Y ubica a Venezuela como frente secundario del imperialismo norteamericano, que prioriza conflictos donde contener a los emergentes centros de poder que lo desafían80.
En el plano estratégico, descarta casi todas las nociones de la guerra moderna, asumiendo “una relación dialéctica entre el poder concentrado en los actores políticos dominantes y el poder difuso distribuido en las organizaciones sociales populares, nacionales y transnacionales”81. Considerando fundamentales las fuerzas morales de los contendientes, concluye que la guerra es un examen sobre la capacidad de los pueblos para gozar del derecho a la soberanía82. En los países dependientes/periféricos, se invierte la concepción clausewitziana propia de las potencias imperialistas: la guerra es permanente y se expresa en la lucha de clases, siendo la política su continuación, por otros medios83. En esta línea, el NPMV destaca la importancia del ideario bolivariano y la praxis de los emancipadores venezolanos, su legado cívico-militar, afianzando valores de identidad nacional en torno a un proyecto histórico independiente y soberano.
La doctrina militar constituye los principios fundamentales de la herramienta castrense, condiciona la táctica, la organización, los materiales, el adiestramiento y la enseñanza a implementar. Para definir la doctrina bolivariana, tomamos cuatro elementos84: la amenaza principal, el imperialismo norteamericano; la perspectiva tecnológica y su aplicabilidad en la guerra, donde se asume una marcada inferioridad; la experiencia histórica, considerando las Guerras de Independencia y Federal en Venezuela, las triunfantes “guerras de todo el pueblo” en China, Vietnam y Cuba; respecto al ambiente operacional, buscan aprovechar defensivamente su población y rica geografía.
Las nuevas amenazas imperialistas son concebidas en fases, siempre subsecuentes, yuxtapuestas y reciclables según el interés, la inversión y la ganancia calculada, a saber: 1) Desestabilización social mediante cuatro guerras: transculturización, ingobernabilidad, guerra económica y guerra mediática. Es un período de coexistencia, con hipocresía manifiesta, donde la reacción burguesa aparenta defender los derechos democráticos, etc.; 2) fomento y financiación de grupos subversivos, para caotizar la sociedad y debilitar al gobierno; 3) Fomento de conflictos regionales, especialmente diferendos territoriales; 4) Amenazas de intervención directa, maniobras militares intimidatorias, terrorismo psicológico; ataque aéreo para minar el bienestar social, la voluntad de vencer, debilitar los sistemas de sustentabilidad del Estado y afectar negativamente las comunicaciones, el comando y el control de las unidades militares; y 5) Invasión, mediante una guerra de conquista. Es un proceso de destrucción que termina imponiendo gobiernos títeres y distribuyendo las mega ganancias; visibilizando los grandes intereses corporativos85.
Para enfrentarla, la estrategia es la defensa integral, definida como el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa, cualquiera sean su naturaleza e intensidad, que motoriza el Estado corresponsablemente con la sociedad, para salvaguardar la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo integral de la nación. Militarmente, implica la resistencia activa político-militar de la población, organizada en la MB, para desplegar una “guerra popular prolongada” (GPP). Si bien la instrucción pre-militar en la educación secundaria fue implementada desde 1981 en estados fronterizos, la Asamblea Nacional estudia modificarla para adecuarla a los lineamientos de la defensa integral y avanzar en la concientización de la población86.

Las GNC, dirigidas a distancia y donde es atacada descentralizada y multidimensionalmente la voluntad de los militares y de la población (Libia, Ucrania, Siria), genera nuevos desafíos a las estructuras militares convencionales.
La fase inicial de ofensiva imperialista y sus cuatro frentes combinados implica decisivamente una respuesta política contrahegemónica: una dura batalla ideológica contra la cultura burguesa rentista, individualista, consumista y de beneficiarios pasivos ante un estado proveedor, que atraviesa todas las clases sociales; fomentar la participación política comunal y la institucionalización de las instancias de poder popular; una estrategia comunicacional integral, que incluya a los medios comunitarios y alternativos y las redes sociales, importantes también para acrecentar la solidaridad internacional; una estrategia productiva integral que fortalezca las capacidades que permitan empoderar económica-políticamente desde el trabajo a las clases subalternas organizadas. Ante las fluctuaciones de la economía mundial, crear la base material del bloque histórico socialista-bolivariano, afianzará avances necesarios en soberanía alimentaria, productiva, etc, y abastecimiento de la población.
Analizando la segunda fase, el narco-paramilitarismo colombiano no sólo ha transformado y potenciado al hampa, sino que amenaza la soberanía creando mafiosos poderes locales que van reemplazando al estado87. La experiencia reciente señala que estas poderosas fuerzas de choque reaccionarias, al activarse subversivamente, serán mediatizadas como legítimas “fuerza de resistencia” contra “la dictadura”. Incluso desde la defensa integral resulta decisivo fortalecer el poder popular/comunal. Un entramado de redes de inteligencia social y Milicias arraigadas en la sociedad, en los territorios/comunas y en los espacios económicos estratégicos, permitiría activar alertas tempranas y respuestas rápidas.
La tercera fase, que considera un conflicto convencional con estados fronterizos, enmarca las fricciones con Colombia y la creciente tensión con Guyana88, activada por intereses de la ExxonMobil en territorios en reclamación. Esto le permitiría a EE.UU. escalar a una subsecuente acción directa de su poder militar, autojustificada en su excepcionalidad. Ante un invasor numérica y tecnológicamente muy superior, la lucha no es frontal sino de desgaste moral y material. No considera centrales al espacio ocupado, sino al tiempo; tampoco a la superioridad tecnológica, sino a la voluntad colectiva de vencer. Las acciones de vanguardia las encabezaría la FANB, y la MB operaría en la retaguardia.
A diferencia de China, Vietnam y Cuba, no existe un aparato militar organizado por un partido revolucionario que combatió por la liberación nacional y el socialismo derrotando a fuerzas armadas represivas. El PSUV aún no ha logrado una posición autónoma frente al Estado burgués; y la FANB atraviesa una significativa transformación, mediante la cual Chávez le quitó al imperialismo y la burguesía local su hegemonía sobre el brazo armado estatal.

Estos cambios castrenses colocaron a las cualidades políticas, militares y organizativas de la FANB en “profunda revisión”
89. Aunque aún persisten tradiciones doctrinarias occidentales90, que frenan el fortalecimiento del nuevo pensamiento y doctrina militar, ésta es radicalmente diferente de su predecesora pro-imperialista “de seguridad nacional”, en aspectos definitorios91:
- empleo: garante de derechos humanos/represión;
- objetivo: defensa integral/antiterrorismo;
- geopolítica internacional: multipolaridad/Guerra Fría;
- equipamiento/capacidades: desarrollo de la industria militar/dependencia de potencias;
- ideología: antiimperialista/anticomunista.
Agregamos, clases subalternas organizadas: poder difuso distribuído, sujeto vital en la unión cívicomilitar/enemigo interno.



Milicia Bolivariana
Es un “cuerpo especial” destinado a complementar a la FANB. A nivel organizativo, depende en lo operacional del Presidente de la República y Comandante en Jefe de la FANB, a través del Ceofanb, y en lo administrativo, del Ministerio de Defensa. Desde 2014, es parte del nuevo “Estado Mayor Superior” de la FANB, el principal órgano consultivo de la cartera de Defensa. Está estructurada por un Comando General, Segundo Comando y Jefatura de Estado Mayor, agrupamientos regionales, unidades de MT, CC y órganos operativos y administrativos. Los mandos y cuerpo de oficiales están integrados por personal militar regular de los cuatro componentes castrenses. No obstante, la MB incorporó tres categorías de rangos propios y comenzó a formar oficiales (2011), graduando 1.500 sargentos y 629 tenientes en 201392.

Las MT son unidades dinámicas, flexibles y adaptables a la condición geográfica y social del medio donde se desenvuelven. Los CC son conformados por ciudadanos que laboran en instituciones públicas o privadas, para garantizar su integridad y operatividad. La necesidad de proteger las principales áreas productivas fue una lección del lock-out petrolero de 2002/03. Los Agrupamientos, elementos de mayor magnitud de la MB, están subordinados operativamente al Comandante de cada Región Estratégica de Defensa Integral (REDI), quien a su vez depende del Ceofanb. El territorio y mar venezolano se divide operacionalmente en siete REDIs, son agrupaciones territoriales de fuerzas y medios, definidas por sus particularidades geoestratégicas, y aprovechadas defensivamente para organizar la defensa integral. Cada REDI se subdivide en zonas operativas (ZODI), coincidentes con uno o más Estados, y éstas en áreas (ADI), coincidentes con uno o más municipios.
La MB tiene como misión entrenar, preparar y organizar al pueblo para la defensa integral, con el fin de complementar operacionalmente a la FANB, contribuir al mantenimiento del orden interno, seguridad, defensa y desarrollo integral de la Nación, con el propósito de coadyuvar a la independencia, soberanía e integración de los espacios geográficos.
Sus funciones incorporan relaciones orgánicas con los Consejos Comunales, apoyándolos para participar en políticas públicas, conformando comités de defensa integral, recabando información para planes de desarrollo integral. Actualmente, la MB custodia empresas básicas del Estado, instalaciones del subterráneo, terrenos expropiados, universidades, puertos y mercales, entre otros objetivos, contando desde 2011 con el apoyo operacional y de transporte de los cuatro componentes de la FANB.
El miliciano se considera “movilizado” durante: períodos de instrucción programada; estado de excepción, declarado conforme a la CRBV; empleo temporal para ocupar cargos de naturaleza militar. El miliciano movilizado debe cumplir sus tareas en su lugar de trabajo ajeno a la legislación laboral; su accionar queda regulado por normas militares.
El alistamiento es voluntario y pueden postularse todos los venezolanos mayores de edad que no ejercen la profesión militar. El ingreso a los CC implica trabajar en la empresa o institución correspondiente. Si bien existen estimaciones muy diversas sobre su número real, en 2013 fueron instruídos 331.000 milicianos93.

La MB emplea armamento sólo en instalaciones castrenses y bajo supervisión militar. Su arma reglamentaria es el FAL 7,62x51 mm OTAN, excedente de la FANB, que lo reemplazó por el fusil de asalto ruso AK-103/AK-104 7,62x39 mm. Por su parte, el centenario fusil de cerrojo ruso Mosin-Nagant M91/3094 es empleado por la MC, creada en 2010 ante el sicariato de líderes agrarios95. Del reaprovisionamiento armamentístico durante el chavismo, la compra de los 100.000 Kalashnikov incluía transferencia tecnológica, pero en esa área también hay problemas productivos96.

Los milicianos reciben formación premilitar, que ha incluído prácticas de tiro con lanzacohetes AT4, lanzamisiles Igla-S, ametralladoras pesadas M2HB, entre otros97. Desde 2011 se incorporaron cursos teórico-políticos imbuídos en el nuevo pensamiento y doctrina bolivariana. Buscaban capacitar personal, sin experiencia, en las áreas de resguardo y cuidado territorial de instalaciones estratégicas del Estado. Entonces, la formación política (democracia participativa, socialismo bolivariano) y de derechos humanos se imparte desde un enfoque donde ONG's locales que son corporaciones en EE.UU. (como Súmate), grandes empresas mediáticas y organizaciones terroristas también pueden ser sus violadores98.


MB y movimiento bolivariano
Distintas organizaciones socialistas-bolivarianas discuten públicamente sobre el desarrollo de la MB; desde posiciones “duras”, de choque frontal frente al Estado burgués heredado y sus burocracias, o “moderadas”, que no sobreestiman las condiciones subjetivas revolucionarias99.Desde el fragmentado movimiento obrero venezolano, con muy bajos niveles de sindicalización, la postura sobre las MO depende del apoyo o rechazo al gobierno. La oficialista Central Bolivariana Socialista de Trabajadores (CBST), que en 2014 inscribió 6 mil obreros en la milicia100, coincide con autoridades del Ministerio de Trabajo en que las MO “son para apoyo no armado”101. Maduro anunció que la central incorporará la coordinación de la MO a su estructura organizativa y que será parte del Sp3102. Con este nuevo vínculo institucional entre milicia y sindicatos, que fortalece a la CBST reconociéndola como mando natural, el gobierno busca garantizar la producción y evitar sabotajes en áreas económicas estratégicas como petróleo, electricidad y transporte. Por esto, y desde lo reivindicativo, la Unión Nacional de Trabajadores (Unete) las concibe como antagónicas a los derechos laborales fundamentales, como la contratación colectiva, la protesta y la huelga103.
Si bien el caracter del conflicto es multidimensional, lo bélico sigue siendo ineludible, y es una discusión abierta en el campo socialista-bolivariano. Chávez, que definió al proceso que lideraba como “revolución pacífica, pero no desarmada”, criticó el lento avance de las MT, expresando que la milicia es “el pueblo con armas en la mano”104. Aunque también, planteó que no todos los milicianos deberán portar armas y que la movilización en sus puestos de paz era igualmente necesaria105. El carácter de una MB desarmada se refuerza en las tradiciones doctrinarias occidentales, refractarias a compartir el monopolio de la violencia legítima. Pero, el rol golpista pro-imperialista de sectores castrenses en 2002, la permanencia de excepciones donde militares frenan el avance revolucionario reprimiendo en zonas fronterizas, indígenas y mineras para sostener negocios económicos106, la cooptación de uniformados que plantea el método Sharp (en 2015 fueron detenidos oficiales por planes desestabilizadores), hacen que la MB también sea vista como un factor disuasivo hacia algún potencial sector militar reaccionario107.
Muchos colectivos revolucionarios armados, autónomos y surgidos en los años '80-`90 para resistir la represión puntofijista en los barrios populares, terciaron en el debate. Tras el asesinato de cinco referentes comunitarios por estructuras policiales represivas108, rechazaron la criminalización mediática que los equipara con bandas delincuenciales (que vinculan con la policía y el paramilitarismo), y propusieron consensuar con el gobierno una política común de defensa y enfrentamiento contra los agentes de descomposición social. Para superar una “crisis de violencia avasallante”, apoyan el desarme del hampa, pero no de las armas que garantizan la autodefensa comunitaria y la paz con justicia, la defensa de la nación contra los agentes violentos de la conspiración y la violencia fascista e imperialista109.
En línea similar, una de las principales organizaciones campesinas plantea como fundamental amenaza militar al paramilitarismo colombiano. Para enfrentarlo, la CRBZ considera que la MB debe ser “un instrumento de lucha de carácter revolucionario” y que el pueblo enajenado de las armas no podrá ser sujeto protagónico transformador. También alerta sobre el freno que imponen sectores conservadores de la FANB y sobre una visión burocrática desde instituciones del Estado110.
Este debate político también atraviesa la formación de oficiales milicianos. Destacando la importancia de la instrucción defensiva, distintas organizaciones plantean que estos oficiales deben estar a la par de los militares, y sólo diferenciarse por el rango; desde la esfera castrense se repara en las grandes diferencias en tiempos de formación y la menor disciplina. También se plantea que incorporar estos elementos jerárquicos-corporativos en el movimiento bolivariano podría contaminar el proceso revolucionario, si no se discute el poder para el pueblo, el pueblo en armas111.


Conclusiones

¿La MB garantiza la Independencia nacional?

En los albores de una crisis civilizatoria y crecientes tendencias multipolares, un EE.UU. en transición/declive que continúa siendo única superpotencia militar, ejecuta una continuada GNC buscando controlar la mayor reserva petrolera mundial y desplazar un gobierno que impacta regionalmente de manera refractaria a sus intereses hegemónicos. Ante esto, Venezuela reformuló su pensamiento y doctrina militar y reorganizó su estructura castrense para garantizar la defensa integral de la nación.

Tomando la victoriosa experiencia histórica bolivariana, zamorana y antiimperialista internacional, la MB fue lanzada como herramienta cívico-militar para organizar corresponsable y defensivamente a la población para una GPP, potenciando las capacidades disuasivas y operativas, multiplicando el poder militar. Ante GNC que buscan desestructurar/caotizar la sociedad atacando descentrada y multidimensionalmente (incluyendo el contrabando extractivo), sigue siendo crucial una red miliciana y de inteligencia social, desplegada en los distintos ambientes operacionales, y articulada con las comunidades organizadas, para activar alertas tempranas y respuestas rápidas.

Para aumentar la participación de la población es clave fortalecer su conciencia política-ideológica, y afianzar la vinculación con el movimiento bolivariano organizado; también una estrategia comunicacional integral para enfrentar las operaciones sicológicas, y otra productiva contra la guerra económica. La voluntad colectiva es determinante.


¿Representa la MB un avance hacia la “Patria Socialista”?

La lucha de clases, una activa corriente contrahegemónica militar liderada por Chávez, y la participación protagónica de las clases subalternas iniciaron un proceso de transformaciones que quiebra en dos la historia venezolana. Profundizarlo implica superar contradicciones que siguen abiertas, tales como estatizar el comercio exterior, quebrar integralmente al rentismo, consolidar formas de propiedad social/comunal como bases materiales de un nuevo bloque histórico, trascender la institucionalidad burguesa.

En lo defensivo, la herramienta miliciana viene institucionalizándose paulatinamente, y su relación con el proyecto socialista-bolivariano dependerá del proceso dialéctico entre la dirección política que imprima el gobierno, que la subordina en términos de iniciativa y dependencia estructural, y el movimiento bolivariano. Con un chavismo en proceso de reconfiguración, un PSUV subordinado a la gobernabilidad, y ante cierta fragmentación del movimiento bolivariano, la principal influencia en el desarrollo de la MB es la antiimperialista FANB. Ésta, enfrenta un histórico desafío clausewitziano. Para garantizar la defensa integral de Venezuela en medio de una acentuada GNC, debe consolidar militarmente el “poder difuso” nacional, viéndolo con el “coup d'œil” y apoyándolo con coraje y determinación, sin importar que, entre otras consecuencias, implique continuar abandonando las tradiciones doctrinarias de las potencias capitalistas occidentales.

Asumiendo los objetivos históricos del Plan de la Patria, el mayor desafío para la Milicia es la conformación, paulatina o con saltos según se desarrolle la lucha de clases, de un bloque histórico socialista-bolivariano en lo económico-político y del estado comunal, para expresarlos defensivamente. La Milicia sería la herramienta político-militar de las clases subalternas organizadas en comunas, para articular multidimensional y corresponsablemente con la FANB, la defensa integral de la nación frente a los agentes caotizantes del imperialismo y la burguesía local. Creemos que, en última instancia, la eficacia socio-política de la unidad cívico-militar, de la propia MB, responde a las condiciones económicas y socio-históricas que la nutren y a las cuales está intrínsecamente vinculada, a su doble pertenencia a las clases subalternas y a una nación soberana antiimperialista.




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8 Beinstein, J. (2013). La ilusión del metacontrol imperial del caos. Caracas: Editorial Trinchera. p.21-31

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11Golinger, E. (2014). Una agresión permanente: el golpe suave en América latina. Revista Patria, nº 3. Ago-Nov. 2014. Quito: Ministerio de Defensa. p.43

12 Álvarez Tineo, J.; Gral. de Brigada, representante de la FANB ante el Centro de Estudios Estratégicos de Defensa del Consejo de Defensa Suramericano. Entrevista personal, 12-4-2015.

13Lander, E. (2002). El papel del gobierno de los EE.UU. en el golpe de estado contra el Presidente Chávez. Una exploración preliminar. [en línea] http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/osal/20110213081913/osal7.pdf [5-6-2014] p.5-8.

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23Martínez Mendoza, C. Entrevista personal, 9/5/2014.


24Lander, E. (2004). Venezuela: proceso de cambio, referéndum revocatorio y amenazas internacionales [en línea] http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/osal/osal13/ACLander.pdf [5-5-2015].

25Seal of the President of the United States (2015), National Security Strategy [en línea]


26 British Petroleum (2014). Statistical Review of World Energy 2013. [en línea] http://www.bp.com/content/dam/bp/pdf/statistical-review/statistical_review_of_world_energy_2013.pdf [14-8-2014] p.8.

27Lander, E. (2002). El papel del gobierno de los EE.UU. en el golpe de estado contra el Presidente Chávez. Una exploración preliminar. Op. cit. p.5.

28Calello, H. (2015). Gramsci y las mil muertes de Chávez. Inédito. p.11

29Buttó, L. (2004). Nuevo profesionalismo militar y participación política de la Fuerza Armada en Venezuela: un estudio histórico. [en línea] http://www.resdal.org/experiencias/lasa-04-butto.pdf [6-7-2014] p.12.

30Ochoa Henríquez, H. y Rodríguez Colmenares, I. (2003). Las fuerzas armadas en la política social de Venezuela. [en línea] www.redalyc.org/articulo.oa?id=26702006 P.127 y 131. [5-6-2014]

31 Bonilla, L. y El Troudi, H. (2004); Historia de la Revolución Bolivariana. Caracas: MinCI p.70.

32Garrido, A. (2003) Guerrilla y Revolución Bolivariana. Documentos. p. 9-18. Mérida: Edición del autor.

33Ochoa Henríquez, H. y Rodríguez Colmenares, I. (2003). Las fuerzas armadas en la política social de Venezuela. op. Cit. p.122

34 Bonilla, L. y El Troudi, H. (2004); Historia de la Revolución Bolivariana. Op. Cit. p.102
35
Telesur, 5/2/2008. [en línea] http://exwebserv.telesurtv.net/secciones/imprimir/index.php?ckl=24045 [5-6-2014]

36López Maya, M. (2002). Protesta y cultura en Venezuela: los marcos de acción colectiva en 1999. Buenos Aires: Clacso p.13-14.

37 López Maya, M. (2005). Del viernes negro al referendo revocatorio, Caracas: Alfadil Ediciones. p.110 En M. Ruiz Acosta, (2010). Venezuela: crisis estatal y lucha de clases. [en línea] http://www.uv.mx/iihs/files/2012/11/Cuaderno36.pdf [6-7-2014] p.40
38CRBV, con enmienda Nº 1 del 15/2/2009. Gaceta Oficial Nº 5.908 Extraordinario, del 19/2/2009.

39Romero, J. (2002). Militarismo, democracia y conflicto político en la Venezuela de Hugo Chávez (1998-2002). [en línea] http://sincronia.cucsh.udg.mx/jeromero02.htm#_edn1 [13-8-2014]

40Ochoa Henríquez, H. y Rodríguez Colmenares, I. (2003). Las fuerzas armadas en la política social de Venezuela. Op. Cit. p.130-131

41Lander, E. (2004). Venezuela: la búsqueda de un proyecto contrahegemónico. En A. Ceceña (Ed.) Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI. op. Cit. p.12

42 Langue, F. (2008); La Venezuela de Hugo Chávez, ¿De la “revolución pacífica y democrática” a la “paz violenta”? Un ensayo de historia inmediata 1998-2004. op.cit. p.9
43
Lander, E. (2006). Insurrección de la tecnocracia petrolera en Venezuela. [en línea] http://www.omarguerrero.org/libros/El_Poder_de_los_Expertos.pdf#page=138 [5-5-2015]

44Padilla, C. Entrevista personal, 15/6/2014.

45 Ruiz Acosta, M. (2010); Venezuela: crisis estatal y lucha de clases. Op. Cit. p.89
46
Martínez Mendoza, C. Entrevista personal, 3/5/2014.

47Ley Orgánica de Seguridad de la Nación. Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 37.594. del 18/12/2002.

48Ellner, S. (2012). El modelo de la democracia social radical en Venezuela: innovaciones y limitaciones. [en línea] http://mcendesweb.cendes.ucv.ve/cendesphp/pdfs/revista79/p107.pdf [3-5-2015] p.109-110.

49 Golinger, E. (2014). Una agresión permanente: el golpe suave en América latina. op.cit. p.44.
50
Britto García, L.; Pérez Pirela, M. (2012). La invasión paramilitar. Operación Daktari. Caracas: Ediciones Correos del Orinoco. p.25-30
51
Ellner, S. (2008). Las tensiones entre la base y la dirigencia en las filas del chavismo. Op. Cit. p.55

52Harnecker, M. (2004). Taller de Alto Nivel “El nuevo mapa estratégico”. Intervenciones del Presidente de la República, Hugo Chávez Frías. Caracas: MinCI. p.34 y 53-54

53Calello, H. (2015). Gramsci y las mil muertes de Chávez. op. Cit. p.13

54Plan de la Patria. Gaceta Oficial nº 6118 Extraordinario, del 4/12/2013.

55Ellner, S. (2012). El modelo de la democracia social radical en Venezuela: innovaciones y limitaciones. Op. Cit. p.122

56Chávez, H. (2012). Golpe de timón. Caracas: Correo del Orinoco. p.17-21

57Ellner, S. (2012). El modelo de la democracia social radical en Venezuela: innovaciones y limitaciones. Op. Cit. p.130

58Ley Orgánica de la FAN. Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 38.280 del 26/9/2005.

59Osacar, I. (2011). Las milicias bolivarianas y las Fuerzas Armadas. [en línea] http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2897&Itemid=30 [25-11-2014]

60Ley Orgánica de la FANB. Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 5.891, Extraordinario del 31/7/2008.

61Ley Orgánica de la FANB. Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 39.359, del 2/2/2010.

62Ley Orgánica de la FANB. Gaceta Oficial de Venezuela, Nº 6.020, Extraordinario del 21/3/ 2011.

63Golinger, E. (2014). Una agresión permanente: el golpe suave en América latina. op. Cit. p.45

64Ruiz Acosta, M. (2010); Venezuela: crisis estatal y lucha de clases. Op. Cit. p.96.

66Foro Itinerante de Participación Popular (2013). Víctimas de la arrechera. [en línea] http://www.minci.gob.ve/wp-content/uploads/downloads/2013/06/VICTIMAS-DE-LA-ARRECHERA-WEB.pdf. [25-11-2014] p.9-37.

69PDVSA (2013) Evento Clase A, Refineria de Amuay. [en línea] http://www.pdvsa.com/interface.sp/database/fichero/publicacion/8264/1632.PDF [15-7-2015]

70 Alvarez Tineo, J.; Entrevista personal, 12/4/2015.

71Guerrero, M. (2014). Una revuelta de ricos. Op. Cit. p.75-86.

72Calello, H. (2015). Gramsci y las mil muertes de Chávez op. Cit. p.13

73 Guerrero, M. (2014). Una revuelta de ricos. Op. Cit. p.138-139

74 Gaceta Oficial de Venezuela, Nro.6156, Extraordinario del 19/11/2014.
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Katz, C. (2013) ¿Brotará socialismo del Chavismo? [en línea] http://82.204.82.216/ys13/readings/8-ES-ENTERO.pdf [5-5-2015] p.3-4.
76Control Ciudadano (12/01/2012) [en línea] http://controlciudadano.com/noticias/detalle.php?&notid=9822. [5-9-2014]

77 Müller Rojas, A. (2006). Nuevo pensamiento militar venezolano. Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales vol.12, nro.2, ago.2006. Caracas: UCV.
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80Armada Bolivariana de Venezuela, Comando Naval de Educación, Dirección de Doctrina. Pensamiento militar venezolano. [en línea] http://www.armada.mil.ve/portal/biblioteca/documentos/lecturas_selectas/4.pensamiento_militar_venezolano_13lecturas.pdf [6-6-2014] p.3

81FANB. Material de apoyo. Nuevo pensamiento militar venezolano. Op. Cit. p.8.

82Armada Bolivariana de Venezuela, Comando Naval de Educación, Dirección de Doctrina. Pensamiento militar venezolano. Op. Cit. p.38
83
Martinez Mendoza, C. Entrevista personal, 9/5/2014.

84 Alvarez Tineo, J.; Entrevista personal, 20/7/2015.

85 Reyes Rangel Briceño, G. (2007). Palabras del ciudadano Gral. en Jefe (Ej.) Gustavo Reyes Rangel Briceño, Ministro de Defensa. En El Nuevo Pensamiento Militar Venezolano. pp. 27-41. Caracas: MinCi p.34-36.

87 Britto García, L.; Pérez Pirela, M. (2012). La invasión paramilitar. Operación Daktari. op. Cit. p.100-112

89Fernández Pereira, M. (2010); De la guerra popular de resistencia Op. Cit. p.119

90Martínez Mendoza, C. Entrevista personal, 9/5/2014.

91López, B. (2011). Fortalecimiento del pensamiento militar venezolano. Revista Columnata nro.3, sep.2012. Caracas: UMBV. p.109-112.

92Ministerio del Poder Popular para la Defensa (2014). Memoria y cuenta 2013. Tomo 1. [en línea] http://transparencia.org.ve/wp-content/uploads/2012/10/MEMORIA-10ENE2014-Trabajo-Final-MDefensa.pdf [13-11-2014] p.18.

93Ministerio del Poder Popular para la Defensa (2014). Memoria y cuenta 2013, tomo 1. Op. Cit. p.18.

94Control Ciudadano (2011), Armamento Milicia Nacional Bolivariana. Boletín Especial 01. [en línea] http://www.controlciudadano.org/documentos/getbindata.php?docid=1195&fieldname=documento [5-6-2013] p.2-3

95 Chávez, H. (2010). Líneas de Chávez: ¡Rumbo al Estado Comunal! [en línea] http://www.psuv.org.ve/opiniones/lineas-chavez/rumbo-al-estado-comunal/ [5-6-2014]

97 Control Ciudadano (2011), Armamento Milicia Nacional Bolivariana. Op. Cit. p.4

98 Padilla, C. Fue uno de los 25 profesionales civiles, de distintas organizaciones revolucionarias, que dictó cursos para la MB en la UNES entre 2011 y 2012. Entrevista personal, 15/6/2014.

99 Ellner, S. (2012). El modelo de la democracia social radical en Venezuela: innovaciones y limitaciones. Op. Cit. p.122-128

104 Chávez, H. (2010). Aló Presidente Nº 364. 3/10/2010. [en línea] http://www.alopresidente.gob.ve/materia_alo/25/8229/?desc=364_alopresidentesistema_de_.pdf [16-9-2014] p.57-58

105 Osacar, I. (2011). Las milicias bolivarianas y las Fuerzas Armadas. Op. Cit.

106 Gómez Freire, G. (2013). El legado de Chávez: indisolublemente ligado al pueblo como sujeto del proceso revolucionario. En L. Bonilla (Ed.) El legado de Chávez, p. 81-96. Caracas: CIM. p.84-85.

107 Monedero, J. (2013). Hacia el socialismo bolivariano: el legado de Chávez como teoría caribeña de la praxis. En L. Bonilla (Ed.) El legado de Chávez, p.108-137. Ob. Cit. p.126.

108 Rangel, J. (2014). Operación masacre. [en línea] http://www.aporrea.org/actualidad/a196926.html [20-10-2014].

109 Colectivos de Trabajo Revolucionario – Movimiento de Defensa Popular Juan Montoya (2014). Documento-Acuerdo [en línea] http://www.aporrea.org/actualidad/a197907.html [20-11-2014].

110 Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (2009). Por la Milicia Nacional Bolivariana. [en línea] http://www.antiimperialista.org/es/node/6271 [20-11-2014].
111 Padilla, C. Entrevista personal, 15/6/2014.