En la mañana del 15 de julio llegamos a la capital colombiana, nos quedamos en un hostal recomendado por una amiga que conocí durante mi viaje anterior. El lugar es económico y agradable. Contamos con acceso gratuito a todos los electrodomésticos, internet incluída mientras se logre captar señal. Otros huéspedes, que estan en la sala, nos preguntan por algunas de nuestras recientes avnturas. Un matrimonio mayor se ofrece a llevarnos hasta Bucaramanga en su regreso. Al peguntar por la casa museo de Gaitán, nadie sabe donde queda, internet resolvió el problema. Acto seguido nos recomiendan sitios turísticos para conocer.
La visita continúa en el importante complejo construído por un reconocido arquitecto colombiano. Para hacerlo expropiaron casas y terrenos aledaños. Esta edificación, que aún no fue terminada, resalta la oratoria del "tribuno del pueblo" con espacios propicios para ejercer el arte discursivo. Arquitectónicamente no combina en absoluto con la casa, la idea original del profesional era demolerla. En el medio del complejo, los restos de Gaitán estan "sembrados", de pie, en medio de un jardín florido, y rodeado por dos de sus discursos históricos en las paredes, en uno de ellos, la "oración por la paz", advertía meses antes de que lo mataran, que el pueblo «podría reaccionar bajo el estímulo de la legítima defensa".
A esa hora, se acerca el partido de vuelta por la final de la Copa Libertadores. Uno quiere que ganen los liderados por la Brujita Verón por que es un equipo argentino enfrentando a los brazucas, y también porque, si bien Estudiantes es importante en su ciudad, entra en la categoría de los denominados chicos. Solidaridad de clase diría algún marxista. Terminada la primera mitad 0 a 0, el complemento lo veo en una licorería, donde se suman al aliento pincha el dueño del local y su pequeño hijo. Después del azaroso gol brasilero, algunos jóvenes bogotanos se acercan a seguir las peripecias del juego. No les gusta cuando grito el rápido empate de Estudiantes, y ni que hablar cuando dan vuelta el marcador poniéndose 2 a 1. "Ni el tiro del final les va a salir "a los jugadores del Cruzeiro, y arrancan un coro de lamentos con tonada colombiana cuando , muy cerca del final, estrellan un furibundo remate en el travesaño. Termina el partido, es tarde y nos volvemos al hostal. Me alegra, y más desde acá, el triunfo contra los "mais grandes do mundo" en su propia casa, a pesar de los comentarios chicaneros, con saña y mucha mala leche en los que parece ahogarse Fernando miembro, haciendo directa alusión al globito de Cappa que con su buen juego deslumbró a muchos y no logró salir campeón, por "errores" arbitrales.
Al día siguiente nos levantamos pasado el mediodía, los otros huéspedes, en el espacio común del hostal, siguen con suma antención el "Codigo Da vinci". Entre internet, lavado de ropa, bajada de fotos a cd y conversas varias se nos va la tarde. A la noche salimos a tomar algo por una vacía ciudad. Los sitios estan abiertos pero con poca gente, nos volvemos temprano. Al despuntar la mañana, cargamos las mochilas en el carro de los generosos abuelos y salimos camino a San Gil.
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