Entrando a Bolivia

Me he demorado en ir compartiendo los pormenores del viaje, asi q tratare de resumir los ultimos dias desde la ultima entrada.

El 19 de junio llego a Salta antes del mediodia, el clima es ideal, soleado y caluroso. Esperando encontrarme con Laura, aprovecho esas horas para recorrer la ciudad a pie, visitando el monumento a Martin Miguel de Guemes, el Cabildo, un par de plazas y la "Balcarce", q termina en la estacion del ferrocarril. En mi breve visita anterior a la capita norteña, alla en 2004 protesis dentales mediante, la estacion estaba cerrada. Ahora, ademas del carisimo tren de las nubes (120 dolares x persona) funciona un carguero y segun me decian, el dia previo a mi arribo estuvo CFK inaugurando un ramal urbano q comenzarà a funcionar el año proximo. Motivos electorales adelantaron el acto oficial para ese dia, pero x lo q me decia uno de los guardas q cuidan la estacion, el impacto de este tren fue bien recibido x la gente, aunq todavia hay escepticos q desconfian, aunq no lo dicen se les nota q tb desean q funcione ese medio de trasnporte q jamas debiò dejar de funcionar.

El 20 de junio, día de la bandera en homenaje a Manuel Belgrano, salimos a la 1 de la mañana a Pocitos. Una conversa con una amiga rosarina q visitò Vallegande y la Higuera años anteriores me dio el empujoncito que faltaba para no entrar a Bolivia via La Quiaca-Villazon, de acuerdo al plan inicial. Desde Pocitos cruzamos caminando la frontera pasadas las 7:00 hora argentina. En la oficina boliviana de migraciones nos alegra ver cuadros de Sucre, Bolivar y Evo.

En los puestos ambulantes que llenan de sonidos y colores la calle principal, compramos medias de lana para protegernos del frío. Un taxi nos lleva al centro de Yacuiba, desde donde subimos en un pequeño bus hacia Villamontes. Antes de arrancar, el chofer carga las bolsas de un par de mujeres collas y el marco de una ventana de madera de generosas dimensiones, cuyo dueño viste bien, bolso y sombrero de cuero incluído.


El bus nos deja a metros de la estatua del Pescadito. Vemos pasar numerosos vehículos blancos pintados con franjas verdes, los típicos colores de Santa Cruz. Sentados a la sombra, y con un clima caluroso, esperamos una "trufi" que nos llevará hasta Camiri. Allí hacemos una pausa al frenesí de estar subiendo y bajando de diferentes vehículos y comemos unas suculentas empanadas sentados en unas sillas y a la soombra, en la vereda. Desde esa misma calle salen micros de flota a Santa Cruz, pero son una opción que descartamos ahora. Venimos viajando desde Salta y queremos algo más cómodo para ganar horas de reposo en un viaje que dura varias horas. Las trufis vuelven a ganar la elección.

Son comodos estos carros, permiten transportar a 7 personas cada uno, ademas del chofer. De fabricación asiática, se contrabandean desde Chile, nos aseguraba un paceño q viene sentado con nosotros en la ultima fila y agrega que "la mayoria no tiene papeles" . Al llegar a la capital del separatismo boliviano, Santa Cruz, estabamos fundidos de tanto viaje y encaramos directo a un hotel frente a la terminal.

Despues de reparadoras duchas, fuimos a cenar al centro de la ciudad, paseando x la plaza principal, con variados mensajes divisionistas, incluyendo el "mojon autonomista", un madero clavado en la plaza, frente a la catedral, donde jovenes adolescentes de buen pasar se sacan repetidas fotos con distintas camaras y celulares.

Esa noche, miles de suramericanos celebraban el Año Nuevo originario con alegria y rituales milenarios. Lamentablemente, en la capital de la Bolivia oriental, rica y excluyente pasamos el Inti raymi. A la mañana siguiente salimos para Vallegrande, esa historia sigue en la proxima entrada.