Para viajar a las milenarias ruinas de Tiahuanacu, en la estaciòn terminal de la capital boliviana hay diferentes empresas q ofrecen el trayecto ida y vuelta màs el servicio de guia, saliendo en la mañana. Es mejor ir hasta el cementerio en bus y luego continuar en trufi. El viaje es mas barato y salen a distintas horas, pudiendose negociar precio del guia en el lugar.
La trufi supera los 4oo0 mts sobre el nivel del mar al atravesar la populosa ciudad de El Alto, aunque no sentimos la altura sentados en el vehiculo y movièndo solo las manos para registrar alguna foto. Las pintadas reclamando que la USAID abandone Bolivia estan regadas sobre la avenida principal. La injerencia norteamericana se disfraza de diferentes formas y el pueblo del Alto, mayoritariamente en apoyo al proceso de cambios en el pais, la rechaza de plano.
Saliendo de El Alto, y despues de quemar combustible en un camino casi en línea recta, llegamos a la entrada de las ruinas. Al lado, una antigua estaciòn de tren nos hace percatar de las vias de un ferrocarril que pasan junto al predio arqueologico, cercado para proteciòn del área. Nos comentan que ese ramal llegará al lago Titicaca en un mediano plazo.
El sol y el viento nos acompañan en la mañana, entrando al complejo arqueologico. De las construcciones originarias queda poco en pie. El ensañamiento colonial arrasó con templos y demas edificios. Incluso pretendió "exorcisar" esculturas incrustándole simbolos catolicos sobre el tallado original y empleándolas para practicar tiro al blanco. Hasta la iglesia del pueblo esta construida integramente con piedras que pertenecieron al templo indígena. De él solo quedan rastros vagos, y apenas se adivina su forma de cruz andina en el terreno. De todas formas, su alineación demuestra conocimientos de astronomía, e incluso sus piedras modifican la orientación de la brùjula al colocarla sobre ella.
Actualmente estan excavando antiguos cimientos y realizando ladrillos de adobe con la misma tierra que remueven para continuar con la reconstrucion edilicia del complejo. De las piezas originales que aún se mantienen en buen estado, la mas significativa es la Puerta del Sol. Era una estructura monolìtica, que fue quebrada durante la conquista.
De fondo, una musica festiva llega desde el cercano pueblo homónimo. Al pasar por el patio central, el guìa nos comentaba sobre la reciente celebracion del Inti Raymi, cuando le preguntamos por las cenizas esparcidas sobre el altar. La cultura originaria basaba su economìa en la agricultura y ganaderia, recursos que ofrece la madre tierra. Y durante el solsticio de invierno, la noche mas larga, festejaban la cosecha, dando inicio a un nuevo año.
En uno de los patios del predio unos muros estan decorados con decenas de cabezas pétreas, de distitnas formas, incluso hay una dedicada a una piraña y otra que pareciera haber inspirado al mundo del cine de ciencia ficción. Si los pueblos originarios de nuestra América fueron capaces de planificar una sustentable soberanía alimentaria y contar con una precisa astronomía, ¿por que no pudieron haber inventado algo tan sencillo como un Allien?
Al entrar al museo, nos pusimos a resguardo de los rayos de Inti. Dentro de sus frìas paredes observamos en detalle los desarrollos en alfareria y trabajo en metales, como por ejemplo para ensamblar bloques de piedra. Se tallaban pequeñas hendiduras que luego eran rellenadas con metal fundido. Incluso llamativas figuras con rastros orientales hacen pensar en visitas lejanas a esas tierras. No hay registros porque las fotos estan prohibidas en el interior.
Ya al comenzar la tarde, y al terminar la visita al centro arqueologico, nos dirigimos al pueblo, atraidos por aquella musica y pirotecnia. En la plaza central se realizaba una muy colorida fiesta popular. El baile dominaba la escena. Al ritmo de distintos grupos de musicos, se congregaban a bailar los hombres, todos de traje, cargando ornamentacion ceremonial sobre sus hombros y las mujeres, luciendo llamativos vestidos. Los chicos, correteaban por el solar.
El cansancio se notaba en nosotros, y la fiesta estaba terminando ya, asi que emprendimos el regreso a La Paz. Sumábamos al bagaje de experiencias el haber visto in situ las huellas de la conquista en las mismas ruinas donde Juan José Castelli celebró el primer aniversario de la Revolución de Mayo y donde Evo Morales fue coronado Apu Mallku o "líder supremo" por varios pueblos indígenas de Los Andes en enero de 2006, al asumir la presidencia del país. La importancia de este hecho no es algo menor, hasta entonces, Túpac Amaru habia sido el último en recibirla.
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