Pasadas las 8:30 de una hermosa y soleada mañana, la traffic nos recoge en el hotel, con todos los asientos ocupados. Asi que tenemos la suerte de viajar adelante, iniciando una interesante y variada conversa con el chofer, el otro hispano parlante a bordo.
Apenas saliendo de la ciudad, notamos una gran cantidad de casas construidas con ladrillos de adobe, que se obtiene de los mismos terrenos en desnivel donde los lugareños erigen sus casas. El conductor del micro destaca el aislamiento térmico del material y la ventaja de agregarle aditivos para asegurarle varias décadas mas de óptima utilidad. La misma madre tierra que da los frutos de la vida brinda su arcilla, que se transforma en hogar al pasar por las manos de los trabajadores.
A medida que nos alejamos de Cuzco, en los prados circundantes apreciamos una vistosa gama de colores, entre verdes y marrones, que varían de acuerdo a las plantaciones y a la composición del terreno si están recién arados. La música andina no da descanso a los oídos, si bien hay temas que nos gustan, el mp3 es interminable y sólo lo disfruta quien maneja el vehículo.
La ruta comienza a ascender en interminables curvas y contra curvas, una treintañera oriunda del imperio no resiste el mareo y debemos parar al costado del camino. El camino de cornisa se eleva hasta el punto mas alto, conocido como Abra Málaga, a 4.316 mts sobre el nivel del mar,. Nos cuenta el chofer que desde esa zona se larga la promocionada "Mega Avalanche" en bicicletas mountain. A esa altura estamos bastante cegados por las nubes, la majestuosa Verónica nos impactará al regreso.
Promediando el descenso, el asfalto desaparece y la ruta es un camino de tierra decorado por ocasionales piedras producto de algunos derrumbes. Al pasarnos algún vehiculo, el polvo se adueña del momento, desencadenando un coro de toses y comentarios sobre la falta de aire acondicionado en la unidad.
Al cruzar por un casco urbano asentado a la vera de la ruta, nos sorprenden muchos triciclos motorizados, con cabinas para el conductor y 3 personas. Más adelante, hacemos una parada en Ollantaytambo, una población donde hay otras ruinas que nuestro tour, por supuesto, no incluye. A nuestro regreso, el guia nos relataría la historia del nombre del lugar, que eligió para refugiarse Ollanta, un militar que cayó rendido de amor ante la hija del rey inca, relación prohibida por la tradición de entonces.
En la Hidroeléctrica es el transbordo y nos embarcamos en el tren, el paquete pauta los vagones estándar, no nos daban los números para viajar en los “fashion”, con amplios techos vidriados. La formación avanza rodeada de selvática vegetación y nos lleva hasta Aguascalientes, una pequeña población dedicada al turismo, a orillas del río y con aguas termales enmarcadas por verdes montañas andinas.
Recorriendo sus calles en pendiente, me siento en una especie de centro comercial a cielo abierto. Cruzando el río por el puente, un mercado artesanal ofrece similares productos a mejores precios. En la plaza central, la estatua de un inca es el centro de las fotografias. A las 21:00 es hora de ir a dormir, la expectativa es muy alta, mañana debemos levantarnos a las 4:00 para iniciar a pie el ascenso hasta la entrada del complejo arqueológico mas importante de Suramérica y una de las siete maravillas del mundo.
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